Soy una persona normal. No soy un ultra, ni una tía violenta, ni una anarkista, ni una comunista nazi. No soy más que una joven estudiante que está viendo cómo el país que la acogió y la vio nacer se hunde en la miseria, en la violencia y en la intolerancia. Veo cómo las fronteras ideológicas parecen pesar más que los derechos humanos, los derechos de nuestra Constitución. ¿Acaso no tengo yo derecho a manifestarme pacíficamente? ¿No puedo reunirme con mis amigos para demostrar mi rechazo hacia una senda emprendida por este Gobierno? ¿No pone en la Constitución que como ser humano pensante, independiente y digno, puedo ejercer mis derechos de libre expresión y concentración siempre que actúe de lado de la ley? Siempre he respetado la autoridad de la policía, de la Ley. Nunca he robado un caramelo. Nunca he insultado a un agente. He confiado en que están aquí para defenderme, para acudir a ellos si algo malo me ocurre, para cuidar a las personas que caminan por las aceras y encerrar a los delincuentes.
Pero cada vez me altero más.
Me altero al ver cómo nos tratan. Me altero al ver las reacciones, las provocaciones, los palos, los gritos, la ocultación de sus placas. Me siento como si fuéramos YO, MIS AMIGOS, MI FAMILIA, MIS CONCIUDADANOS un grupo de delincuentes. Porque no asumimos lo que nos están imponiendo desde arriba, porque ellos se sienten defraudados con aquellos a los que votaron, porque están hartos de mentiras y manipulaciones por parte de unos y de otros, porque están cansados de perder. Y el pacifismo se me escurre y se me cae por la alcantarilla, me hierve la sangre, jaleo a aquellos que plantan cara a la policía que siempre he respetado, e incluso me alegro si éstos se llevan un palo... que no los pienso defender ante nadie. Ante nadie. No creo que ninguna persona en su sano juicio quisiera armarse con tapas de cubos de basura y palitroques para atacar a policías armados con escudos y porras, con pistolas de pelotas de goma que hacen un daño tremendo y te pueden volar un ojo. Pero a esto llegamos. A esto estamos llegando. Y muy a mi pesar, veo que empiezo a apoyarlos... que me entra sed... de algo parecido a sangre.
Podéis decirme que soy una absurda. Pues no os diré que no.
Si alguien me lee que tenga familia o amigos policías, desearía que no se tomara esto como una ofensa personal... excepto si apoyan estos comportamientos violentos hacia la ciudadanía y condenan que la ciudadanía se defienda. En EEUU esto no pasaría porque los ciudadanos -mal que me pese- van armados con pistolas. ¡A buenas horas se le ocurriría a un agente atacar así porque sí a una masa en América! Y si algo parecido ocurriera dimitirían 10 políticos, no se pondrían a elogiar lo ocurrido.
Solo sé que esta desventaja no va a durar siempre. Me gustaría que las cosas se controlaran antes de que llegue EL CAOS. Porque llegará. Puede que en una de estas se les vaya la mano y se carguen a una persona: un menor de edad, o una ancianita que pasaba por allí... tanto da. Puede que algún día se metan con un loco y éste reaccione con una agresividad desorbitada. Pueden pasar muchas cosas en este país de pandereta...
... pero la paciencia no dura para siempre. Y el CAOS llegará. Los ciudadanos que pasan estrecheces están cansados, desmoralizados, agotados. Cada vez son más y están más cabreados. Son muchas cosas por las que preocuparse, muchas personas que no ven salida. También hay locos, descerebrados.
Estamos llegando a un punto en el que la violencia es pan de cada día. Y un día esta misma violencia les va a explotar en los morros a estos bastardos malnacidos (perdonadme la expresión) que cogen la Constitución y la Ley y la ponen a cuatro patas para follársela. Para follársenos. Así de claro.
Mientras tanto, Rajoy se fuma un puro en Nueva York y alaba "a la mayoría silenciosa de españoles" que no se manifiesta. Andrea Fabra gritó "que se jodan" hace tiempo. Ahora el Gobierno habla de la agresividad de los manifestantes, y niega el abuso policial. ¿Queréis saber una cosa?
ESTO ES AGRESIVIDAD CIUDADANA:
Y ESTO:
Y ESTO OTRO:
ESTO TAMBIÉN:
Y ACOJONA, ¿VERDAD? Pues es lo que están provocando. No vengan a tocar los cojones con que no tiene justificación. Porque si esto llega, que tengan claro que lo podrían haber evitado con otro comportamiento. Que los manifestantes llevan mucho tiempo respondiendo con palmas blancas de manos a las porras. Que muchos de nosotros estamos hartos, muy hartos. Que deberían estar agradecidos de que aún no hayamos empezado a crear cócteles molotov a pesar de su violencia y su prepotencia.
...Y sinceramente, a mi pesar, si algún día esto estalla, yo ya sé de parte de quién voy a estar.
También muy a mi pesar digo que a esta España de pandereta no llegó a tiempo la guillotina. Pero tiempo al tiempo. Que se está agitando mucho la coctelera y el gas tiene que salir por algún sitio.